La
discriminación se sustenta en gran medida sobre los estereotipos que se han ido
generando entorno a la idea que tenemos sobre como deben comportarse los
hombres y las mujeres, los papeles que deben desempeñar en el trabajo, en la familia,
el espacio público e incluso en como deben relacionarse entre sí. A este
conjunto de ideas preconcebidas que utilizamos para analizar e interactuar con
otros hombres y mujeres les llamamos estereotipos de género.
Es
interesante observar que el estereotipo masculino y femenino es universal. Un
estudio realizado en 30 países diferentes encontró indicios de estereotipos
masculinos y femeninos. El estereotipo masculino se caracteriza por una gran
necesidad de dominio, agresión y realización. El estereotipo femenino envuelve
una gran necesidad de dependencia, cuidados y afiliación.
Cada
cultura tiende a reinterpretar los estereotipos de género lo que demuestra que
las percepciones que tenemos sobre los hombres y las mujeres están socialmente
construidas.
Existen
estereotipos que se vivencian como verdades objetivas y que influyen de forma
decisiva sobre las actitudes, las creencias y las conductas.
Incluso
cuestionando la veracidad de ciertas creencias, muchas veces caemos en ellas
sin ser demasiado conscientes. ¿Por qué ocurre esto? Sencillamente porque
economizan el pensamiento.
Si
al analizar la realidad nos hacemos una idea preconcebida de lo que esperamos,
ahorramos una gran parte del análisis. Dicho de otra forma, los estereotipos
son un instrumento que nos ayuda a comprender las relaciones sociales y a
justificar ciertas actuaciones que no están contrastadas.
Los
estereotipos son aprendidos por la socialización. Por ejemplo, cuando el
lenguaje popular dice "esto es más propio de mujeres" estamos
justificando unas funciones sin que exista una justificación racional, pero
hemos aprendido desde nuestros primeros años que todo nuestro entorno apoya
esta tesis.
El
problema de los estereotipos es que nos influyen tanto en las actitudes como en
las conductas.
Por
ejemplo los estudios han puesto de manifiesto que chicas y chicos hacen sus
elecciones profesionales de acuerdo con la idea de lo que es más correcto para
cada sexo. Un estudio realizado en Estados Unidos por Ann Gallagher y James
Kaufman revelaba que no existen diferencias de género en el rendimiento de las
matemáticas. Estos datos contrastan llamativamente con el hecho de que la
matricula femenina no supere el 27% en las ingenierías y carreras técnicas. Las
autoras de este estudio explican que lo normal es que las alumnas tengan una
percepción errónea de sus aptitudes en matemáticas y las asignaturas técnicas
porque son menos valoradas por el profesorado, compañeras y compañeros y la
familia, lo que explicaría la elección de estudios tradicionalmente masculinos
por parte de ellos y tradicionalmente femeninos por parte de ellas. En los
procesos de selección para un puesto de trabajo o de dirección, o en el reparto
de responsabilidades familiares los estereotipos son un gran freno para la elección
en la toma de decisiones de las mujeres.
Tendrán
que superar falsas creencias, como que...
A
las mujeres se les da mejor hacer trabajos minuciosos y rutinarios, con las
manos. Una mujer no tiene la misma autoridad para dirigir a un equipo de
trabajo. Los hombres están más capacitados para llevar la dirección porque son
más racionales y fríos en la toma de decisiones. Los hombres tienen un menor
absentismo laboral. Las mujeres temen ocupar espacios de poder. La maternidad
impide a las mujeres centrarse en su trabajo. Los estereotipos de enero están
presentes en todos los aspectos de nuestra vida.
Pensemos
por ejemplo en la publicidad donde las mujeres suelen ser el objetivo de todo
tipo de productos de limpieza, alimentación, medicamentos o atención de los
menores. En el cine y productos televisivos... sólo es necesario sentarse
después de comer ante el televisor y dejarse embaucar por una telenovela para
constatar el papel de hombres y mujeres en las relaciones afectivas. O en
nuestro propio entorno, dónde cuando una mujer solicita una reducción de
jornada para el cuidado de hijos no nos causa ninguna sorpresa y si, sin
embargo, nos extrañamos que lo haga un hombre.
Fuentes: http://eap.gobex.es/external/guia_formacion_igualdad/contenido/cap2/6completar_la_clase.html
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